Vaya impass de tantos días y semanas sin aportar nada a esta maraña bloguera en en la que se ha convertido internet, con la tentación de hablar de mí, pero sin hacerlo, y desde la completa inmersión en un mundo calmado, profundo pero ingrato y oscuro como en el que me encuentro diré que me muevo eso sí como pez en el agua, sin llegar a un puerto que me satisfaga, pero encontrando diferentes caladeros que me hacen más llevadero mi camino tras la luz deseada.
¿Galimatías?, así es como pienso, hagamos alusión al título, sonrisa, la de Valentín mi amigo, tiene un punto caballeroso aunque canalla que le hace señorial, cuando sonríe se le ve ese punto infantil que hace que olvides lo canalla que parece a veces con sus comentarios machisto-jocoso-juerguista-erudito. Saludo caballeroso el de David, que hoy en plena autovía me ha dejado paso, cuando simplemente, íbamos los dos para la misma salida, y siempre con una sonrisa sincera en su cara. Momento estiloso, muchos, pero en este caso el de quien me acompaña con su sola colaboración diaria, su ayuda y por supuesto su tiempo y energía en mi andadura hacia esa luz que deseo y me dará el tiempo y la tranquilidad que llevo buscando muchísimo tiempo, hoy le he observado cuando yo he llegado a casa comiendo un, remojón granaino, naranja, bacalao y cebolleta, una estampa bonita, ¿no?, bueno hasta que, ha puesto su punto práctico, ¡remojón con cous-cous!, sólo él puede pensarlo y hacerlo, no protesta, no pone mala cara, se lo come, deja que le toque mientras come aunque yo sepa que no le gusta nada que le invadan su espacio vital cuando está comiendo, he conseguido que me acepte en ese momento animal que todos tenemos cuando nos alimentamos.
Espero que lo entendáis, me ha inspirado este momento de tranquilidad que me he dado a mí misma antes de marcharme a ver la exposición que un amiguete de Jaén inagura hoy: Paco Carrillo. Suya es la imagen que ilustra este comentario de hoy.
atenea en la alhambra
Estilo no solo lo podemos ver en los demás, algunas veces basta con pararse y mirarse un poquito el ombligo.
ResponderEliminarNo lo digo por mí, si no por tí por supuesto. Yo dejé pasar pero fuiste tú quien saludastes con un toque humilde de luces largas, un toque que me hizo dudar y refunfuñar antes de sonreir, sonreir a alguien a quien a pesar de la distancia no deja de ser cercana. Alguien que aunque no la veas en el tiempo la recuerdas. Recuerdas los momentos crudos de exposiciones conjuntas, de preparación de temas y no puedes dejar de pensar que la única diferencia entre vosotros y yo es que yo tuve suerte en mi apuesta.
Imagino como dice alguien muy cercano para mí que todo se trata de insistir y que al final se obtiene la recompensa, aunque no siempre sea en la forma deseada/esperada pero se obtiene.
Felicidades por hacer tus galimatías con estilo propio.